El hombre ha venido al mundo para cumplir una tarea específica, y ese es su objetivo.
El objetivo de la vida en la tierra es lograr la unión con la naturaleza fundamental iluminada.
El objetivo de la vida en la tierra es lograr la unión con la naturaleza fundamental iluminada.
No confundas la comprensión con el conocimiento profundo, no confundas el conocimiento profundo con la liberación.
Casi todas las personas mueren sin estar preparadas para la muerte, tal como han vivido sin estar preparadas para la vida.
La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida.
La mente tiene numerosos aspectos pero hay dos que destacan. El primero es la mente ordinaria, la que los tibetanos llaman sem. Luego está la naturalez misma de la mente, en tibetano Rigpa.
Comprender la naturaleza de la mente es la clave para comprender la vida y la muerte; porque lo que ocurre en el momento de morir es que la mente ordinaria y sus conceptos ilusorios mueren, y en ese espacio que se abre se revela, ilimitada como el cielo, la naturaleza de nuestra mente.
El descubrimiento, todavía revolucionario, del budismo es que la vida y la muerte están en la mente y en ningún otro lugar.
La Vacuidad La Vacuidad La Vacuidad La Vacuidad La Vacuidad La Vacuidad
Nuestra vida es monótona, mezquina y repetitiva, desperdiciada en la persecución de lo banal, porque al parecer no conocemos nada mejor.
Sofocamos nuestros miedos rodeándonos de más y más bienes, de más y más cosas, de más y más comodidades, hasta que nos vemos convertidos en sus esclavos.
Nuestra miope concentración en esta vida y sólo en esta vida, es el gran engaño, el origen del sombrío y destructivo materialismo del mundo moderno. No se habla de la muerte ni se habbla de la vida tras la muerte porque se hace creer a la gente que hablar de estas sólo sirve para estorbar nuestro progreso en el mundo.
La muerte es, en efecto, un enorme misterio, pero de ella se pueden decir dos cosas: es absolutamente cierto que moriremos y es incierto cuándo y cómo moriremos.
Quizás la razón más profunda de que temamos a la muerte es que ignoramos quiénes somos.
¿Qué es nuestra vida sino una danza de formas efímeras? ¿No está todo cambiando constantemente?
Nuestra mente, en realidad , es tan vacía, tan impermanente y efímera como un sueño.
¿Recuerdo en todo momento que estoy muriendo, y que todas las demás personas y cosas también mueren?
Si todo muere y cambia, ¿qué es realmente cierto? En nuestro interior hay "algo" que nada destruye ni nada altera, y no puede morir, y percibimos con la iluminación, en nuestro interior la naturaleza inmortal e infinita de la mente.
El libro tibetano de la Vida y la Muerte.